• 07 de Agosto, 2019

CREE EN DIOS Y HAZ SU VOLUNTAD

No dejes que el enemigo de nuestras almas ponga incredulidad en tu corazón. Toma la victoria de estar en Cristo y terminar con lo que te aqueja, poniendo tu esperanza en Él.

“Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande” (Génesis 15:1). “Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia” (Génesis 15:5-6).

Hay un ser supremo que se llama Dios, Él hizo los cielos y la tierra y todo lo que en ellos hay y por Él subsisten. El propósito de nuestro Creador al darnos vida fue que vivamos en comunión con Él. Por eso, cuando le cantamos y le alabamos, sentimos un gran gozo en nuestras almas y nos renovamos, nos fortalecemos por la esperanza que tenemos y la fe de creer en Él.

Somos adoradores y el Señor busca verdaderos adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. Dios llamó a Abraham, quien es conocido como el padre de la fe. El Señor le dijo: “sal de tu tierra y de tu parentela y vete a la tierra que yo te daré y te bendeciré”, porque cuando Dios llama es para bendecirnos y ayudarnos. Por eso dice Su palabra, en Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Cuando Abraham salió de su tierra lo hizo confiando y creyendo, porque de eso se trata, de confiar en Dios, en su bondad para con nosotros. El enemigo que tenemos todos los seres humanos es el diablo, quien pone desaliento, dudas, cansancio, además de incentivar la incredulidad y endurecer tu corazón impidiendo que tengas fe en el Dios vivo y verdadero.

Créele a Dios, a Su palabra, promesas y mandamientos. En Salmos 23:4 dice la Escritura que “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”.

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